La polémica “resurrección” de narcos en México

Después de que el gobierno lo había dado por muerto en 2010, Nazario Moreno, capo de los Caballeros Templarios murió realmente en 2014. En la imagen, la policía y el ejército vigilan la morgue donde se encuentra su cuerpo.

Después de que el gobierno lo había dado por muerto en 2010, Nazario Moreno, capo de los Caballeros Templarios murió realmente en 2014. En la imagen, la policía y el ejército vigilan la morgue donde se encuentra su cuerpo. Crédito: Getty

Cuando se presentó la noticia parecía una más en la guerra contra carteles de las drogas en México:

José Márquez Balderas, “El Chichi”, jefe del cartel de Los Zetas en Veracruz, había muerto en un enfrentamiento con policías locales.

El dato fue confirmado por la Fiscalía General de ese estado el 13 de agosto de 2015.

Pero seis meses después se descubrió que estaba con vida al ser detenido en una operación de la Policía Federal.

Las autoridades dijeron que se habían confundido y que decidieron no aclarar el error “por estrategia”.

La idea, dijo el fiscal Luis Ángel Bravo, fue que el capo se confiara y bajara la guardia para detenerlo.

A pesar de las explicaciones, el caso reavivó la polémica.

En los últimos dos años El Chichi es el segundo narcotraficante que “resucita” en México.

En México hay polémica por la "resucitación" de algunos narcotraficantes.
En México hay polémica por la “resucitación” de algunos narcotraficantes.

El primer caso fue el de Nazario Moreno González, El Chayo o El Más Loco, a quien el gobierno del expresidente Felipe Calderón dio por muerto en 2010.

En realidad el capo siguió con vida y al frente del cartel que fundó, Los Caballeros templarios.

Murió por segunda vez en marzo de 2014.

Presiones

Más allá de las anécdotas, la reaparición de Márquez Balderas muestra los problemas que tienen las operaciones contra carteles de narcotráfico en el país, dicen especialistas.

“Hay mucha presión sobre las autoridades y ya está haciendo mella”, le dice a BBC Mundo Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

“Hacen las cosas para dar resultados y a veces son más cuantitativos que cualitativos“.

“Nos deberíamos cuestionar no la cantidad de detenidos sino la calidad de las operaciones”.

En otras palabras, añade el experto, que exista la certeza de que las acciones contra carteles de las drogas se realizan adecuadamente.

Y que los resultados obtenidos sea suficientes para mantener a los inculpados en prisión… O que si son abatidos realmente ocurra de esa manera.

“Pifias”

Cuando revivió El Chichi, algunos cuestionaron la versión del gobierno de Veracruz, uno de los estados con mayor índice de violencia e inseguridad en el país según datos oficiales.

El diputado Jesús Velázquez Flores dijo que la Fiscalía general debiera explicar “las pifias” en el caso, que pusieron en riesgo a una zona amplia de Veracruz.

A Márquez Balderas la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) lo vincula con homicidios, secuestros y extorsiones, además de encabezar el tráfico de drogas en el estado.

Pero el problema va más allá de este caso, insisten analistas.

Cuando aparentemente reviven delincuentes abatidos se pone en riesgo la credibilidad de las autoridades, recuerda Martín Barrón.

“Eso es peligroso porque están haciendo operativos muy delicados. Hay que tener cuidado en lo que hacen”.

En eso coincide el escritor Ioan Grillo. Las autoridades, señala, deben cuidar los mensajes que se envían a la delincuencia.

“Debe existir el temor al gobierno y a la policía de que los pueden tumbar y encarcelar”, indica a BBC Mundo.

“El Azul”

El Chichi y El Más Loco no son los únicos casos que desatan críticas a la estrategia oficial contra el narcotráfico.

Hasta ahora, por ejemplo, las autoridades no han confirmado si uno de los narcotraficantes más viejos está vivo o muerto.

Se trata de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, uno de los fundadores del Cartel de Sinaloa.

El destino de Juan José Esparragoza, El Azul, sigue en el misterio.
El destino de Juan José Esparragoza, El Azul, sigue en el misterio.

En junio de 2014 varios medios de Sinaloa, como el semanario Riodoce, publicaron que había muerto por un infarto.

La versión no fue confirmada. La Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) y la Secretaría de la Defensa Nacional reconocieron que no tenían elementos para determinar si el capo permanece con vida.

Es parte del problema, insiste el investigador del Inacipe.

“Validar la información es fundamental para la población y también para la investigación y su credibilidad”, insiste.

En todo caso, la falta de certeza en el destino de El Azul no ha sido relevante, dicen especialistas.

Hasta ahora, el Cartel de Sinaloa se mantiene como el más fuerte de América Latina, según el gobierno de Estados Unidos.

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