TI: Hay corrupción en México por la falta de voluntad política

A pesar de ser una de las 20 economías más fuertes de mundo y tener una democracia consolidada, afirma Transparencia Internacional

Alejandro Salas lamentó que México no pueda dar el salto en materia de combate a la corrupción.

Alejandro Salas lamentó que México no pueda dar el salto en materia de combate a la corrupción.  Crédito: Foto: Especial | Foto: Especial

La voluntad política es un elemento clave para combatir la corrupción en México; sin embargo, este es otro de los indicadores en los que el país se quedó rezagado, ya que en lugar de combatirla los funcionarios responsables de la transparencia y la rendición de cuentas, así como del aparato de justicia, siempre desvían la atención de la ciudadanía y la corrupción se ha vuelto sistemática, consideró Alejandro Salas, director para las Américas de Transparencia Internacional (TI).

“México se está quedando rezagado en materia de voluntad política para combatir la corrupción. En la mayoría de países se ven instituciones que avanzan, se ven muestras palpables. Y en México la verdad es que no. Ahí está el tema ‘casa blanca’, en el que el Presidente nombra a una persona cercana a él para que investigue; está también la fuga de ‘El Chapo’, y aunque ya lo volvieron a capturar queda claro que en su último escape hubo corrupción; los desaparecidos, los muertos de Ayotzinapa… todo es lo mismo: el tema de la corrupción siempre está ahí”, expresó en entrevista con SinEmbargo.

Transparencia Internacional presentó recientemente su índice de Percepción de la Corrupción 2015, en el que México reprobó por cuarto año consecutivo con 35 puntos de 100 posibles.

El organismo elabora cada año su índice basado en el promedio de los resultados de 12 encuestas globales, en las que organizaciones internacionales consultan a empresarios su percepción de la corrupción en el sector público de una nación específica.

América Latina mantuvo en promedio una puntuación de 40 puntos durante 2015 y 81 por ciento de los países de la región arrojaron un resultado inferior a 50 según el índice, que va desde 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 puntos (percepción de ínfimos niveles de corrupción).

El país latinoamericano con menor percepción de corrupción fue Uruguay (posición 21), seguido muy de cerca por Chile (23) y Costa Rica (40), Cuba (56), El Salvador y Panamá empatados en la posición 72, Brasil en la 76, Colombia en el 83 y México en el 95. Al extremo opuesto, Venezuela permaneció como la nación latinoamericana con peor desempeño, al quedar en la posición 158.

“Para un país como México, quedarse estancando en nuestro índice ya es una mala noticia, porque está de la media tabla para abajo, y tendría que estar a otro nivel. Chile está arriba de España, está junto con Francia, con Austria, pero México se está peleando con países africanos a pesar de que su economía y democracia está más consolidada en comparación con economías más pequeñas y democracias más jóvenes”, agregó Salas.

¿Y EL CAMBIO?

Salas afirmó que en general en casi todos los países de América Latina se han dado pasos importantes para combatir la corrupción, que han surgido de iniciativas ciudadanas cansadas de ver cómo este fenómeno afecta su vida diaria.

Pero en México, eso todavía no pasa, “ya somos muy cínicos, ya es un poco que sabemos de los políticos que son bandidos y no hay nada más que hacer, pero en algún momento la cosa va a estallar y sería una cosa muy extraña si no pasa, porque la gente ya está saliendo a las calles por cosas muy extremas, como los 43 [normalistas desaparecidos de Ayotzinapa]”, agregó.

“No sé cuándo va a venir en México la presión ciudadana para el cambio”, dijo. “Las cosas no se pueden quedar así. La pregunta es: ¿cuándo va a suceder?”

Por ejemplo, citó, es Brasil antes de que se realizara la Copa Mundial de 2014. El gobierno aumentó las tarifas de transporte público, lo que provocó que la gente tomara las calles para protestar por el incremento, pero posteriormente, en la medida que empezó a salir información sobre la construcción de estadios para la justa futbolística y la poca transparencia en las finanzas, las manifestaciones cambiaron hacia el tema de la corrupción, porque la gente se dio cuenta que mientras que con su dinero se construían esos grandes estadios, la mitad de las casas no tenían desagüe y “fue entonces cuando la población empezó a hacer la ecuación de cómo la corrupción afecta mi calidad de vida”.

“El punto al que quiero llegar es que incluso en esos contextos hay instituciones que pueden operar y hacer las cosas y lo que quiero resaltar es la diferencia con México porque cuando fue el escándalo de la ‘casa blanca’ pareció una burla porque Peña Nieto terminó encargando la investigación a alguien allegado a él. En México parece que hubiera un mayor control de las instituciones que podrían atacar la corrupción porque en verdad no hay medidas científicas que te permitan decir si hoy en día hay más corrupción que hace 20 años o que en realidad hay más corrupción en México que en Brasil, pero no hay una medida exacta. Lo único exacto es que hay instituciones que hacen su trabajo en unos países, pero en otros no”, expuso Alejandro Salas.

Salas es mexicano, vive en Alemania, y afirma que cuando se ve la situación de México desde afuera lo que se observa es que en 2015, la región en su conjunto dio buenas noticias en materia de combate a la corrupción; Brasil con el tema de deslindar responsabilidades en el tema del fraude a la estatal Petrobras; Guatemala con el encarcelamiento del Presidente Otto Pérez Molina, la vice presidenta Roxana Baldetti y otros funcionarios de alto rango por el caso “La Línea”, lo cual fue posible gracias a que las policías y los jueces, ante la presión ciudadana, hicieron bien su trabajo, pero en México el sistema judicial es ineficiente y favorece la impunidad.

“Hay una captura de intereses políticos y económicos de lo que sería la maquinaria para perseguir el delito”, señaló.

LOS GOLPES ESPECTACULARES

El director de Transparencia Internacional para las Américas, recordó que desde hace más de cuatro sexenios se ha querido lanzar el mensaje de que México combate a la corrupción.

En 1989, el entonces Presidente, Carlos Salinas de Gortari, mandó encarcelar al líder del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, quien nunca fue acusado de enriquecimiento ilícito.

“Fue como una medida espectacular pero nada más y tuvo un tinte de persecución política, de venganza, y Peña Nieto parece que repitió el script [con la detención de Elba Esther Gordillo Morales]. No es hacer una acción espectacular: un show, puede darte la nota un día, pero después de un mes eso se acaba y no da para más”, expresó.

Calificó de “interesante” el caso del Presidente Enrique Peña Nieto, quien en su campaña uso como una de sus banderas el combate a la corrupción, pero después de la detención de Elba Esther Gordillo Morales, la ex lideresa vitalicia el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el 26 de enero de 2013, “abandonó su bandera anticorrupción. Hay que castigar a quienes cometen actos de corrupción, pero no como una vendetta política sino contra quienes se encuentre culpables”.

En este contexto señaló que para México sería importante tener casos “emblemáticos” que sean un ejemplo de que “nadie se puede salir con la suya”, pero que sean “producto de una investigación adecuada y no una orden de un Presidente. Yo no veo que se castigue a secretarios de estado y no es que no haya corrupción es que no hay esa voluntad de la que hablo”.

Evaluar a México en materia de corrupción, dijo, puede ser complicado, ya que hacia al exterior pareciera que es líder en la materia porque siempre es uno de los primeros países en firmar todos los tratados que castigan este delito, como la Alianza de Gobierno Abierto, “en verdad maneja una buena política o sus relaciones internacionales en términos de liderazgo anticorrupción, se suma a las iniciativas, pero una cosa es la infraestructura y otra es utilizarla, yo llamo infraestructura firmar acuerdos construir leyes, pones semáforos, policías uniformados que no hacen nada, firmas tratados, modernizas los sistemas, pero si no aplicas es un adorno”, finalizó.

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